Wednesday 4 April 2012

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Después de tener los argumentos de una ideología sobre la situación actual, el martes pudimos escuchar la explicación de la misma situación pero con otras ideas y otro enfoque.

Esta vez fue Javier Andrés Domingo, economista que pertenece a Fedea, quien vino a darnos la conferencia. Licenciado en económicas por la Universidad de Valencia, doctor en economía por la misma universidad y máster en economía por el prestigioso “London School of Economiscs (Overall Distriction)”, en la actualidad es catedrático de Análisis Económico en la Universidad de Valencia.

Con una presentación titulada “La primera crisis global del siglo XX: Preguntas y algunas respuestas”, Javier Andrés dijo que hay muchas opiniones diferentes pero que no cualquier solución es válida.

Con 6 preguntas que componían dicha presentación, se argumentaba su opinión y su punto de vista. La primera pregunta “¿Qué causó la crisis?”, dejando claro que veníamos del período más próspero de toda la humanidad, una serie de desequilibrios y una mala gestión financiera junto con una gran cantidad de créditos cedidos por los bancos hizo estallar la crisis. Por primera vez en la historia, los países emergentes son los que están prestando dinero a los más desarrollados, hecho que ha provocado una caída de los tipos de interés y un fuerte endeudamiento.

La segunda pregunta “Es diferente a las demás?” La respuesta era firme y contundente, NO. Como la crisis que estamos sufriendo ya han habido otras y más que vendrán.

“¿Por qué se centra en Europa?” El pertenecer a la Unión Europea hace que esta deba tomar decisiones y aplicar medidas comunes pero no a todos los países les hace falta el mismo método. Por eso, el desajuste va creciendo en vez de menguar.

“¿Qué soluciones hay para Europa?” Se deberían tomar medidas para estimular la economía o hacer reformas estructurales. La aplicación de los Eurobonos todavía no se ha producido, pero puede que en un futuro así sea.

“¿Por qué en España?” Muy fácil, por el excesivo endeudamiento y sobretodo, la baja productividad (hecho que destacó varias veces Javier Andrés), dado que en España la productividad es muy baja y no hay incentivos para mejorarla. Hecho grave y muy importante que sería necesario tomar medidas para solucionar.

Y, por último, la gran pregunta “¿Hay soluciones?” Aunque no tenemos instrumentos de macro-economía como la política fiscal y monetaria, sería aconsejable cambiar el modelo productivo y ganar competitividad. Y todavía hay reformas pendientes de acabar, financiera, fiscal, laboral y presupuestaria.

Javier Andrés se mostró a favor de la reforma laboral, alegando la necesidad de más formación al trabajador. También admitió que la situación que atravesamos es complicada y que las medidas que se toman no van a beneficiar a todo el mundo pero que se deben de hacer.

Terminó su charla con unas palabras alentadoras en referencia al futuro de los jóvenes, mostrándonos un gráfico en el cual salía reflejado como subía el paro juvenil de aquellos que no tenían formación superior y disminuía el de aquellos que si la tenían. Por ello, nos animaba a esforzarnos y seguir estudiando.

Marlene Cambra Polop y Paloma Fillol Valiente

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Con motivo de la semana cultural del instituto, nuestro profesor de Economía, Emilio, ha organizado 2 conferencias diferentes a las que hemos podido asistir, sobre la crisis actual. Para enriquecer todavía más nuestras cabezas de estudiantes, tuvimos la oportunidad de tener a cada conferenciante de una ideología distinta. Cada uno expuso sus opiniones y puntos de vista y nos dejaron a nosotros con diversos conceptos para que sacáramos nuestras propias conclusiones.

El lunes contamos con la presencia en el salón de actos de un antiguo alumno del instituto, Juan López Gandía. Catedrático de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad Politécnica de Valencia, estudió derecho en la Universidad Literaria e hizo el doctorado en la prestigiosa Universidad de Bolonia. Juan López, simpatiza con CCOO, con una presentación titulada “La crisis económica y la reforma laboral”, expuso sus ideas acerca de estos dos temas tan importantes en la actualidad.

Haciendo un paralelismo con el crack del 29, explicó que la crisis en la que nos encontramos fue un gran boom que dio la economía mundial por la cantidad de especulación y de “productos tóxicos” que había, dejando como resultado un déficit fiscal muy grave y un desplome del sistema. Afirmando que este sistema incentivaba al ciudadano a pedir créditos y a endeudarse, es el mismo sistema que favoreció a aquellos que especulaban y no a los que creaban empleo. López Gandía se reafirmó en su postura de que el causante de la crisis fue el estado y no los ciudadanos, siendo ahora la situación de que esta deuda la tienen que pagar estos mediante recortes y demás sacrificios: “el que ha provocado el incendio, ahora actúa de bombero y encima, hay que pagarle por ello” decía el catedrático.
Ante esta situación de grave crisis, los gobiernos de cada país están tomando medidas como la reforma laboral de nuestro país. Juan López argumentó que España tiene menos espacio de maniobra porque pertenece a la Unión Europea y esta impone unas condiciones que hay que seguir. También criticó y se declaró en contra de la última reforma laboral por constar en ella el abaratamiento del despido y tener una actuación favorable a la empresa y no al trabajador. “Es una reforma que no va a crear empleo a corto plazo ni tampoco nos va a sacar de la crisis”.

Juan López Gandía terminó la charla diciéndonos a los jóvenes allí presentes, que debíamos ser protagonistas de nuestro futuro.

JAD

Un día bien aprovechado. He tenido la oportunidad de dar una conferencia en el IES José de Ribera de Xátiva, en el marco de la Semana Cultural del centro, invitado por su profesor de Economia, Emilio Sala. No creo haber contado nada que los asistentes no supieran ya. Que la crisis fue el resultado de una serie de desequilibrios generados durante el extraordinario periodo de crecimiento de las últimas dos décadas, combinados con una deficiente regulación del sector financiero, en particular en lo referente al crecimiento desbocado de crédito, a la asunción de riesgos y a la excesiva interconexión entre entidades que dio lugar al contagio.



A partir de ahí, ¿Por qué en Europa? Bajo la apariencia de ser una región macroeconómicamente muy presentable por su nivel de deuda pública y déficit exterior -al menos en comparación con otros países desarrollados como Estados Unidos, Japón, etc- la Unión Monetaria Europea y por extensión la Unión Europea en su conjunto esconden unos enormes desequilibrios entre los países miembros. Estos desequilibrios se manifiestan sobre todo en el excesivo nivel de endeudamiento exterior de Grecia, Irlanda, Portugal y España. Y para corregirlos Europa tendrá que acertar con un sistema de gobierno común más eficiente que el que hemos seguido hasta ahora, algo en lo que ya se está mejorando. No es tiempo aún de los Eurobonos –ya lo será más adelante- y el Banco Central Europeo nos está echando una buena mano con su financiación a los bancos. Sin embargo el ritmo que nos están imponiendo para reducir el déficit es un tanto asfixiante. Es necesario ir en esa dirección, pero más despacio. Mientras tanto habrá que insistir en las reformas estructurales para hacer las economías del continente más productivas y que se aproximen en sus estructuras productivas y por tanto en renta per cápita.
Y para terminar España. Nuestro país es el ejemplo de libro de un periodo parcialmente desaprovechado en el que el extraordinario impulso que supuso la creación del euro y la integración económica -con la correspondiente reducción de tipos de interés- no se canalizó hacia actividades más productivas y con demanda mundial elevada. Nos endeudamos mucho porque era muy barato, pero para hacer las cosas equivocadas. El sector financiero se especializó en el crédito al sector inmobiliario y el aumento del precio de la vivienda atrajo a muchos capitales que deberíamos haber invertido en otras cosas. Este proceso se vio favorecido por un mercado de trabajo con una elevadísima temporalidad que ha atrapado a miles de trabajadores en una rotación que les impide formarse y tomar decisiones de ahorro y de gasto de más largo plazo. Cuando el endeudamiento no pudo mantenerse, la demanda se vino abajo y la consecuencia es conocida. Por tercera vez en treinta años la tasa de paro en España supera el 20%, además todos los ajustes ante caídas de la demanda se hacen vía despidos, sin explorar otros mecanismos que han servido para moderar la caída en el empleo en otros países. El mercado de trabajo español “está enfermo”, como escuché en un seminario a un representante de un organismo internacional, y una reforma laboral era necesaria. No es la única, igualmente urgente lo eran la reforma financiera y la fiscal que ya están en marcha.
No sé si el gobierno habrá acertado esta vez con la reforma laboral. Va en la dirección adecuada en lo referente a la negociación colectiva y a favorecer que las empresas puedan afrontar situaciones difíciles ajustando horas trabajadas y salarios, en vez de destruyendo empleo. Pero no resuelve el problema de la dualidad de los contratos temporales frente a los indefinidos –¿alguien puede explicarme quién teme
al contrato único que algunos economistas propusimos hace años?; además reduce sustancialmente el coste del despido procedente, lo que en momentos de crisis puede perjudicar al empleo, y no aborda satisfactoriamente el incentivo a la contratación, centrándose en las subvenciones cuya eficacia ha sido siempre, más que dudosa, en vez de destinar dinero a la formación de trabajadores jóvenes y parados.
Y para terminar, ¡cómo no!, la educación. Es el bálsamo de Fierabrás, la solución a todos los males y el Instituto José de Ribera era el mejor sitio para recordarlo. Es buena para el país porque aumenta la productividad de su fuerza laboral, es buena para el individuo porque mejora extraordinariamente la probabilidad de encontrar un empleo y sus ingresos y es el mejor instrumento para combatir las desigualdades económicas.
Gracias a la dirección del IES José de Ribera por invitarme a este acto y en especial a Emilio, y por supuesto a los estudiantes que han tenido la paciencia de escucharme durante casi una hora. Ah, y por si fuera poco un plus: me he reencontrado con amigos a los que hacía algunos años –mejor no pensar cuantos- que no veía y que están en plena forma. La verdad es que ha sido un día muy bien aprovechado. Ahora me voy a la radio que me esperan Gemma Nierga y Santiago Niño en La Ventana.