Tuesday, 25 June 2013

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EL DEUTE
De SETMANA CULTURAL 2013

El pasado 28 de marzo tuve la oportunidad, un año más, de participar en la Semana Cultural que desde hace ya muchos años organiza el I.E.S. José de Ribera de Xàtiva. En torno a estas convocatorias se han dado cita durante años reconocidos expertos en diferentes parcelas de la economía, que han permitido a los alumnos de bachillerato de los institutos públicos de Xàtiva tomar contacto con ciertos aspectos de la realidad económica que les explicaba en sus clases de la asignatura de economía el admirado profesor Emilio Sala Benimeli.
Nadie pone en duda que Emilio Sala forma parte inequívoca del éxito de la Semana Cultural, pues todos los que le conocemos somos conscientes que a la par de su naturalidad y sencillez cotidiana, discurre su bonhomía, su don de gentes y su deseo de avanzar incansablemente en favor de la mejor formación posible de sus discentes.
La sorpresa para mí este año obedeció a que se me advirtió de que coincidía mi intervención ante los alumnos del Instituto con la jubilación del profesor Sala, lo cual fue un acicate para atender de forma más comprometida, si cabe, su invitación. Tal hecho inevitablemente me iba a producir un sabor agridulce, al tener que conjugar el placer que siempre me produce compartir con Emilio una jornada en la que demuestra que como anfitrión no tiene competidor, conque fuese la última vez en que iba a comparecer en su calidad de profesor de economía del Instituto.
El tema de mi participación en la Semana Cultural 2013 estuvo dedicado al turismo como actividad económica capaz de relanzar la economía y, como en ocasiones anteriores, pude concitar el interés evidente de una minoría, aunque cabe reconocer que fue razonable y muy educadamente seguida por la inmensa mayoría. Dicho sea de paso, con independencia de la aridez de la temática tratada, resulta difícil suscitar el interés general de un público tan joven y tan bombardeado por mensajes y publicidades que distraen su atención incluso de forma manifiestamente involuntaria, sabidos los condicionantes propios del momento actual, las circunstancias y la multitud de factores que son susceptibles de influir en la concentración del público más joven, el cual compartió auditórium con invitados que asistían al homenaje que se le iba a tributar al profesor Sala al final de la mañana.
Pero lo importante este año y en esta ocasión era estar a la altura del profesor y maestro de más de treinta promociones, cuyos alumnos recuerdan y sienten afecto por la economía fruto de la pasión por la enseñanza del profesor Emilio Sala. Y lo digo con conocimiento de causa, pues yo mismo me acerqué a la economía y he acabado atrapado por ella, a partir de los consejos y reflexiones de Emilio y puede que sea hoy la primera vez que lo cuento en público, pero es una deuda que había contraído y que quería saldar aprovechando su despedida.
Cabe reconocer que fue emotivo a la par que sobrio el acto de despedida de sus alumnos, donde no encontraron cobijo, como no podía ser de otro modo conociendo a Emilio, ni la cursilería, ni las estridencias, ni las lisonjas desmedidas. Yo como exalumno del Instituto y conferenciante durante algunos de estos años de su magisterio, fue un honor y un magnífico broche el poder asistir al cierre de su carrera docente compartiendo el escenario de su adiós, si bien tengo la percepción de que seguiremos encontrando motivos para continuar coincidiendo en el futuro. Sobre todo si se tiene en cuenta lo polifacético de Emilio, cuyos retos no parecen tener límite, pues en el ámbito profesional ha sido un líder impulsor de una educación abierta de la economía, pero quién ignora sus gestas al promover iniciativas deportivas nacionales e internacionales, tanto tenísticas como futbolísticas, culturales, viajeras, etcétera, etcétera.
En fin, se jubila un joven amigo, un querido profesor y un mirífico gestor y promotor de empresas posibles e imposibles, aunque a la postre la esencia de Emilio es su capacidad para hacer fácil la vida de cuantos le rodean y ese es, sin ningún género de dudas, su principal activo; un activo de muy difícil emulación, además de una ventaja competitiva que lo hace distintivo y capaz de aportar réditos por encima de la competencia.
¡Enhorabuena Emilio y hasta siempre!


Valencia, 9 de abril de 2013

Vicente M. Monfort

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