EL DEUTE
De SETMANA CULTURAL 2013 |
El pasado 28 de
marzo tuve la oportunidad, un año más, de participar en la Semana Cultural que
desde hace ya muchos años organiza el I.E.S. José de Ribera de Xàtiva. En torno
a estas convocatorias se han dado cita durante años reconocidos expertos en
diferentes parcelas de la economía, que han permitido a los alumnos de
bachillerato de los institutos públicos de Xàtiva tomar contacto con ciertos
aspectos de la realidad económica que les explicaba en sus clases de la
asignatura de economía el admirado profesor Emilio Sala Benimeli.
Nadie pone en
duda que Emilio Sala forma parte inequívoca del éxito de la Semana Cultural,
pues todos los que le conocemos somos conscientes que a la par de su
naturalidad y sencillez cotidiana, discurre su bonhomía, su don de gentes y su
deseo de avanzar incansablemente en favor de la mejor formación posible de sus
discentes.
La sorpresa para
mí este año obedeció a que se me advirtió de que coincidía mi intervención ante
los alumnos del Instituto con la jubilación del profesor Sala, lo cual fue un
acicate para atender de forma más comprometida, si cabe, su invitación. Tal
hecho inevitablemente me iba a producir un sabor agridulce, al tener que
conjugar el placer que siempre me produce compartir con Emilio una jornada en la
que demuestra que como anfitrión no tiene competidor, conque fuese la última
vez en que iba a comparecer en su calidad de profesor de economía del
Instituto.
El tema de mi
participación en la Semana Cultural 2013 estuvo dedicado al turismo como
actividad económica capaz de relanzar la economía y, como en ocasiones
anteriores, pude concitar el interés evidente de una minoría, aunque cabe
reconocer que fue razonable y muy educadamente seguida por la inmensa mayoría.
Dicho sea de paso, con independencia de la aridez de la temática tratada,
resulta difícil suscitar el interés general de un público tan joven y tan
bombardeado por mensajes y publicidades que distraen su atención incluso de
forma manifiestamente involuntaria, sabidos los condicionantes propios del momento
actual, las circunstancias y la multitud de factores que son susceptibles de
influir en la concentración del público más joven, el cual compartió auditórium
con invitados que asistían al homenaje que se le iba a tributar al profesor
Sala al final de la mañana.
Pero lo
importante este año y en esta ocasión era estar a la altura del profesor y
maestro de más de treinta promociones, cuyos alumnos recuerdan y sienten afecto
por la economía fruto de la pasión por la enseñanza del profesor Emilio Sala. Y
lo digo con conocimiento de causa, pues yo mismo me acerqué a la economía y he
acabado atrapado por ella, a partir de los consejos y reflexiones de Emilio y
puede que sea hoy la primera vez que lo cuento en público, pero es una deuda
que había contraído y que quería saldar aprovechando su despedida.
Cabe reconocer
que fue emotivo a la par que sobrio el acto de despedida de sus alumnos, donde
no encontraron cobijo, como no podía ser de otro modo conociendo a Emilio, ni
la cursilería, ni las estridencias, ni las lisonjas desmedidas. Yo como
exalumno del Instituto y conferenciante durante algunos de estos años de su
magisterio, fue un honor y un magnífico broche el poder asistir al cierre de su
carrera docente compartiendo el escenario de su adiós, si bien tengo la
percepción de que seguiremos encontrando motivos para continuar coincidiendo en
el futuro. Sobre todo si se tiene en cuenta lo polifacético de Emilio, cuyos
retos no parecen tener límite, pues en el ámbito profesional ha sido un líder
impulsor de una educación abierta de la economía, pero quién ignora sus gestas
al promover iniciativas deportivas nacionales e internacionales, tanto
tenísticas como futbolísticas, culturales, viajeras, etcétera, etcétera.
En fin, se jubila
un joven amigo, un querido profesor y un mirífico gestor y promotor de empresas
posibles e imposibles, aunque a la postre la esencia de Emilio es su capacidad
para hacer fácil la vida de cuantos le rodean y ese es, sin ningún género de
dudas, su principal activo; un activo de muy difícil emulación, además de una
ventaja competitiva que lo hace distintivo y capaz de aportar réditos por
encima de la competencia.
¡Enhorabuena
Emilio y hasta siempre!
Valencia,
9 de abril de 2013
Vicente
M. Monfort
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